La depresión es un trastorno mental común que se caracteriza por un estado de ánimo deprimido o la pérdida del placer o el interés por actividades durante largos períodos de tiempo. Los síntomas nucleares de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés y de la capacidad de disfrutar y una disminución de la vitalidad que limita el nivel de actividad y produce un cansancio exagerado, que aparece incluso después de realizar pequeños esfuerzos. Además, pueden aparecer otros síntomas, como los dolores físicos y los problemas del sueño.
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Las causas de la depresión son complejas y multifactoriales. Algunos de los factores que pueden contribuir a la depresión son los factores genéticos, fisiológicos y psicológicos.
Los factores genéticos pueden aumentar el riesgo de desarrollar depresión. Los estudios han demostrado que la depresión puede ser hereditaria.
Los factores fisiológicos también pueden contribuir a la depresión. La depresión está relacionada con la disminución de un neurotransmisor llamado serotonina, que ayuda a regular el estado de ánimo.
Los factores psicológicos también pueden contribuir a la depresión. Los eventos estresantes de la vida, como la pérdida de un ser querido, el divorcio o la pérdida del trabajo, pueden desencadenar la depresión.
Es importante recordar que la depresión es una enfermedad real y tratable. El tratamiento puede incluir medicamentos y terapias como la terapia cognitivo-conductual (TCC) o la psicoterapia interpersonal (TIP).
La terapia cognitivo-conductual (TCC) se basa en la relación entre pensamientos, emociones, sensaciones físicas y comportamientos. Se enfoca en identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento negativos que pueden estar contribuyendo a los problemas del paciente. La TCC es una herramienta que nos permite abordar desafíos emocionales y controlar los síntomas de enfermedad mental, prevenir recaídas y tratar una enfermedad cuando los medicamentos no son una buena opción.
La terapia interpersonal se centra en el análisis de factores interpersonales como pueden ser la estabilidad y calidad de las relaciones tempranas, pérdida de relaciones significativas o la presencia de estrés interpersonal. Analizando el comportamiento interpersonal se puede ayudar a mejorar la calidad de la relación con otras personas y a gestionar mejor los problemas emocionales que puedan surgir, depresión, ansiedad, duelo-pérdida, problemas de adaptación a cambios, etc…
Si crees que tú o alguien que conoces puede estar experimentando síntomas de depresión, es importante buscar ayuda de un psicólogo profesional.